Entre la vasta obra del polémico escritor británico Oscar Wilde destaca el cuento El ruiseñor y la rosa. Este cuento narra la historia de un joven muy desagradecido, que no valoró ni por un momento el sacrificio de quien dio su vida por él. El autor quiso con esta historia hacer alusión a la gran banalidad de su época, cuando los hombres estaban más pendientes de las formas y las riquezas acumuladas, que por el amor y la amistad. Tal vez el cuento El ruiseñor y la rosa es una metáfora de la misma vida de Oscar Wilde, quien vivió una vida intensa, marcada por amores fugaces y criticados por sus coterráneos. Su vida licenciosa –para la época- fue castigada con la cárcel, acto exagerado que llevó al autor de El retrato de Dorian Grey a la depresión.
Pero mucho antes de que esto ocurriera, Oscar Wilde escribió varios textos cortos, entre los que se encuentran El ruiseñor y la rosa. Como su propio nombre lo indica, es precisamente un ruiseñor el gran protagonista de esta historia. Tal vez Wilde prefirió utilizar una metáfora para referirse a un personaje tan sufrido como es el ruiseñor, quien se entrega en un acto de amor infinito, y sin embargo, es ignorado cruelmente. El cuento El ruiseñor y la rosa es una historia de amor no correspondido, de entrega total por un ser amado. Será por eso que es una de las obras más leídas del escritor británico.
Los ruiseñores son pájaros conocidos por su hermosísimo canto. Son muchos los textos literarios que hablan de su sonido cadencioso, que gusta tanto a los amantes. El ruiseñor de este cuento pasaba los días en un jardín lleno de flores. Cuando asomaba el sol, el distinguido pájaro comenzaba a emitir sonidos cautivantes para todos los que estuvieran a su alrededor. Con los rayos del sol y el canto del ruiseñor, el día era realmente hermoso en ese jardín lleno de flores.
No obstante, siempre hay personas que no distinguen el placer de las pequeñas cosas. En la casa que estaba muy cerca del jardín vivía un joven muy apuesto, que cada mañana comía pan mirando hacia la calle. En su rutina diaria el joven dejaba caer en la ventana algunas migas de pan. Esto no lo hacía de manera consiente, pues el muchacho no era muy dado a ser gentil con los demás, si no recibía algo a cambio.
Un buen día el joven del cuento se enamoró perdidamente de una muchacha igual de insensible que él. Ya dicen las personas mayores que el karma existe, y que todo el mal que hagas te será devuelto en algún momento. No hay nada peor en el mundo que estar enamorado y recibir indiferencia del ser idolatrado. Pero precisamente esto le pasaba al joven, que buscaba enloquecido la manera de llamar la atención de la muchacha engreída.
Como prueba de amor, la joven decidió pedirle un imposible: una rosa roja. Si bien la ciudad estaba llena de rosales, ninguno tenía una rosa roja florecida, porque no era la temporada. El joven se frustró y entristeció al mismo tiempo. Pero el ruiseñor, que era bueno y quería al muchacho por haberlo alimentado tanto tiempo, decidió hacer el sacrificio de poner en peligro su vida para complacerlo en su capricho.
Ante la decisión del ruiseñor de conseguir una rosa roja para su amigo el Dios de los pájaros le advirtió que esto podría ser mortal para su corazón. Cantar sin cesar durante horas podría costarle la vida. Al ruiseñor esto no le importó, y apenas cayó la noche comenzó a entonar sus mejores acordes. Así estuvo toda la noche, hasta que amaneció y cayó muerto de agotamiento. A su lado había un rosal hermoso, en el cual florecía una rosa rojísima, como la sangre del ruiseñor.
El muchacho se limitó a arrancar la rosa roja, y a mirar con desdén a su único amigo sincero. Nadie sabe de dónde vendrá una muestra de amor sincero. Por eso es mejor estar atentos, y disfrutar hasta del canto de un ruiseñor.