Cuenta una leyenda popular alemana que en una ocasión al llegar la navidad, como cada año ocurría, todas las familias de un pequeño poblado montañoso comenzaron a limpiar exhaustivamente sus casas y a decorarlas para ponerlas a tono con las festividades.
Siempre había una casa que era seleccionada ganadora entre todas, por ser la más limpia y mejor decorada y por eso la familia que protagoniza la historia decidió esforzarse más que nunca para llevarse el premio.
Para cumplir su propósito la familia llevó a cabo una limpieza detallista. Siempre limpiaban con esmero, pero con tal de resultar ganadores el esfuerzo tenía que ser mayor y por ello desplazaron muebles, tiraron agua y pasaron bayeta por doquier.
Sucede que semanas antes una familia de arañas se había alojado en la parte posterior de un aparador y con igual esmero navideño habían tendido sus telarañas. Habían llegado hasta allí procedentes del techo, de donde se habían visto obligadas a huir ante uno de los frecuentes deshollinados de la señora de la casa.
Con el pasar de los días sintieron seguro el nuevo refugio, y aunque sabían que no sería eterno y probablemente tampoco duraría mucho, decidieron tender una telaraña más sólida, bonita y compacta que las normales para tener al igual que las personas unas bonitas fiestas de término de año.
Pero las arañas tampoco creyeron que el nuevo hogar les duraría tan poco.
La limpieza de la familia humana fue de tal envergadura, que el aparador fue despegado de la pared y su parte posterior fue sacudida primero con escoba, luego con plumero, y por último frotada con un paño limpiador. Ante ese cúmulo de operaciones, de la bella telaraña no quedó ni una hebra.
Por suerte, las arañas tuvieron tiempo para abandonar su colonia navideña. Por solo unos segundos lograron escobar de la furia de la escoba y rápidamente volvieron a refugiarse en una de las esquinas del techo que ya había sido deshollinada por el niño de la casa.
Su tristeza se vio menguada ante la oportunidad de contemplar un espectáculo que no habían podido disfrutar antes: la decoración del árbol de navidad.
Con asombro vieron como ambos padres, junto a la niña, el niño y hasta el perro participaban de la actividad, desplegando las ramas del árbol e intercambiando adornos que luego colocaban con esmero y buen gusto en las mismas.
El resultado final agradó visualmente a las arañas, quienes al caer la noche, y al no poder contener su curiosidad, se dirigieron con sigilo hacia el bello objeto, convertido en epicentro de la nueva decoración.
Tanto gustó el arbolito a las arañas, que estas comenzaron a recorrerlo con una velocidad y emoción inusitadas de arriba abajo y por todos los lados, sin percatarse que iban cubriéndolo con su seda.
Tras horas de jolgorio el árbol quedó totalmente cubierto por una telaraña más linda y sólida que la que habían tejido tras el aparador. No obstante sabían que esto no iba a agradar a la familia.
De pronto se asustaron, pues sintieron un ruido proveniente de la chimenea. Creyeron que sería el padre que se había desvelado, pero quedaron sorprendidas al ver que era el famoso Santa Claus, que había llegado para dejar al pie del árbol los regalos para los niños.
Santa, al ver la atípica decoración del árbol y descubrir las tiernas arañas que la habían provocado dijo:
– Qué arañitas más navideñas. Comprendo lo que deben haber pasado por estas fechas y veo que les encanta el árbol de navidad.
Sin dudarlo, al ver la aceptación y resignación simultáneas que sus palabras provocaron en las arañas, el hombre de barba blanca más popular del orbe les propuso:
– ¿Quieren que halle la forma de que puedan vivir siempre en un arbolito navideño? No tendrían que andar huyendo de un refugio para otro.
Ante tal proposición las arañas no pudieron menos que saltar de alegría y contentas dijeron a coro: ¡Por supuesto! Es algo que agradeceremos por siempre.
Ante la afirmación de su propuesta Santa chasqueó sus dedos y convirtió a las arañas en bellos adornos navideños, mientras que la compacta telaraña la transformó en bellas cintas doradas y plateadas que engalanaban aún más al arbolito.
Al día siguiente la familia de la casa quedó sorprendida por los nuevos complementos del árbol.
De más está decir que gracias a ello ganaron el premio anual y se dice que por esto es que en cada navidad los alemanes se esfuerzan por conseguir adornos que simulen la figura de pequeñas arañas para decorar los arbolitos, al igual que cintas plateadas y doradas que recuerden su telar.