Los padres siempre esperan sacar lo mejor de sus hijos. Se trata de un gran esfuerzo eso de criar a un ser humano y enseñarle todo sobre la vida. Además de darle vida, alimentarlo y cuidarlo mientras se enferma, los padres deben enseñar a su prole cómo conducirse en la vida. Creo que esa es una tarea titánica que no termina ni siquiera cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad. Será por eso que los padres siempre sienten el impulso de decirnos qué hacer, aunque ya no seamos unos niños. Pero la situación se repite cuando los hijos nos convertimos en padres… y así sigue el ciclo de la vida.
Hubo una vez una niña muy malcriada que se llamaba Jacinta, era de esas que dan muchos dolores de cabeza a sus pobres padres. Estos querían que la niña fuera obediente, pero no había manera de conseguirlo. Los padres siempre pretendían que ella se comportara correctamente, pero no había una sola vez que la pequeña no contestara de mala manera. Otra opción podía ser que los ignorara olímpicamente. Esto enfurecía a los padres, pero también los preocupaba porque los años iban pasando y su hija no mejoraba el carácter.
La situación fue a peor el día que la niña anunció a viva voz que deseaba conocer en persona a la Dama Duende, una malvada mujer de la que todos hablaban con terror. Los padres, que habían oído los cuentos en el pueblo, se horrorizaron y le rogaron a su única hija que no sucumbiera a ese capricho, uno de los más peligrosos que había tenido nunca. Según narraban los hombres del pueblo, la bruja vivía en lo más profundo del bosque, y ya habían desaparecido muchos niños caprichosos al adentrarse en su guarida, y allí se dirigió la niña.
Cuando la niña comenzó a adentrarse en el bosque la luz se fue alejando y de pronto se encontró a oscuras. Luego de haber dado algunos pasos, la nena se asustó muchísimo porque se cruzó en el camino con un hombre de color verde. Como nunca había visto a una persona de semejante color se sintió en peligro ante lo desconocido. Para colmo de males, al poco tiempo la misma niña se topó con un hombre de color… ¡rojo! Si la pobre caminante ya estaba asustada, ahora mucho más. Ella apretó el paso, porque se sintió muy lejos de su casa y sus padres protectores. Cuando ya pensaba que estaba a salvo en el bosque la pobre niña se cruzó con un hombre negro. También se asustó, pero no tanto, porque hombres negros hay muchos en el mundo.
Cuando ya creía que nunca llegaría a la casa de la famosa bruja divisó una casucha muy fea en medio del bosque oscuro. Pero sus problemas estaban muy lejos de acabar. A medida que se acercada a la casita fue divisando que dentro de la misma había una criatura muy grande, parecida a un demonio. Los demonios son muy feos y echan fuego por la boca, son criaturas muy temibles. La niña pensó que sus ojos la traicionaban porque en realidad jamás había visto tantas criaturas sobrenaturales en su corta vida. No se le ocurrió pensar que la bruja que tanta curiosidad le daba estaba involucrada en las extrañas apariciones del bosque.
Venciendo su propio miedo, la niña tocó la puerta de la casa y le abrió una señora muy amable, rodeada de mucho animales; perros, gatos, loros, etc.. . La amable señora la invitó a pasar, y cuando la niña estuvo dentro de la casa y se sintió más protegida. Fue allí que encontró a la bruja que tanto le habían comentado. No le pareció que fuera tan temible. Pero se equivocó por necia y caprichosa, y por no escuchar a sus padres. La bruja malvada la convirtió en un asno, y desde aquel momento la tuvo trabajando de sol a sol, siempre cargada con leña, piedras, plantas para sus pócimas, etc.
Los padres muy preocupados al ver que llevaba varios días desaparecida, convocaron a todo el pueblo, para en grupo adentrarse en el bosque y buscar a su hija, que aunque muy malcriada y desobediente, seguían queriendo. Los vecinos del pueblo no dudaron en ayudar, ya que en casi todas las familias habían desaparecido niñas y niños malcriados que fueron en busca de la Dama Duende.
Para poder luchar contra los hechizos malvados de la bruja, llamaron a una Hada Blanca, capaz de bloquear y revertir los hechizos oscuros de la Dama Duende. El gran grupo se adentro en el bosque,muchos de ellos armados con todo tipo de armas: hachas, antorchas, cuchillos, etc..conforme se iban encontrando con las criaturas encantadas las iban devolviendo a su estado normal, deshaciendo los hechizos malévolos, y todos ellos se unían al grupo de rescate. Al llegar a un claro del bosque donde estaba la casa de la Dama Duende, la rodearon y quemaron, y solo se salvaron las mascotas y animales que con ella vivían, pero ni rastro de Jacinta y los otros niños,todos quedaron muy abatidos por no encontrarlos, pero al cabo de un rato, el Hada Blanca que era capaz de vez en el interior de los animales y personas, se acercó a ellos, y consiguió liberarlos a todos de su aspecto animal, y todo prometieron nunca más desobedecer a sus padres.