Erase una vez un lobo que tenía mucha hambre, y quería comerse una oveja de un rebaño que vivía cerca de su casa. Pero el pastor del rebaño siempre estaba muy atento y por muchos intentos que hacía nunca lo conseguía. Pensó un día el lobo en cambiar su apariencia para que así le fuera más fácil conseguir su comida. Paseando por el bosque con gran sorpresa vio una piel de oveja y se le ocurrió ponerla por encima para parecer una oveja. Así lo hizo y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, el rebaño fue llevado a la parte de la granja donde pasaba la noche, quedando la puerta asegurada. El lobo se dijo “ahora cuando el pastor se duerma cogeré a la oveja que esté más gorda y me daré un auténtico festín”.
Pero esa noche, buscando el pastor la comida de su familia para el día siguiente, fué donde estaba el rebaño y cogió al lobo creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.
Cuando la mujer del pastor intentato cocinarlo, se dió cuenta de que realmente no era un cordero, sino un lobo, y llamo a su marido, este reconoció all lobo que ya habia intentado en varias ocasiones atacar a sus ovejas, y se puso muy contento por haberlo matado.
Debemos tener mucho cuidado, pues las apariencias engañan.