Nuestra mamá pata había conseguido que su casita fuera la más bonita y aseada de todo el pueblo de los patos.
También tenía un hermoso jardín, con flores de todos los colores y el césped más verde y más cuidado jamás visto.
Después de asear la casa y ordenar su hermoso jardín, mamá pata se dedicaba al aseo de sus cinco patitos en una bañera con agua y jabón.
El que peor llevaba lo del baño era el más pequeño y revoltoso.
Después del baño, mamá pata sacaba a pasear a sus patitos por el pueblo.
En el mango de la sombrilla llevaba siempre al señor cien pies como vigilante, que es muy amigo de la familia, y la avisaba si alguno de sus patitos haciendo alguna travesura se despistaba y se perdía por el camino.
Cuando regresaban, los patitos esperaban alrededor de la mesa los ricos platos que les cocinaba mamá pata.
Una tarde, mamá pata dio a sus patitos una enorme sorpresa al salir por la tele.
-Mamá pata –decía el presentador del programa –sido nombrada <<Madre admirable del año>>de patolandia…
Los patitos, claro, brincaban de alegría.
Cuando mamá pata llegó a su casa con la medalla de oro, sus hijitos ayudados por dos ratoncillos amigos suyos, le prepararon un gran pastel, y era tan bonito que todo el parecía decir <<COMEME>>.
FIN